ADIÓS, ABUELO



Derek confiaba en la Biblia, y sabía que Jesús regresará a la Tierra para resucitar de la muerte a sus fieles seguidores y llevarlos hacia los cielos junto a todos los salvados. Pero, eso no lo confortó demasiado ese terrible día en que se sentó junto a su abuelo, en la habitación de hospital, y escuchó el bip, bip, bip del monitor cardiaco y los susurros de los adultos afuera.

Los padres de Derek estaban hablando con el doctor sobre la condición del abuelo, oyó Ias palabras “donante de órganos” y “llegará” varias veces, y se dio cuenta de que, generalmente, estas palabras son usadas cuando alguien se está muriendo. Los ojos se le llenaron de lágrimas y apretó los dientes.

Era tan injusto. Derek quería saber por qué las personas inocentes tienen que morir, mientras muchos criminales viven hasta edades muy avanzadas. El abuelo no merecía haber sido atropellado por un automovilista mientras cruzaba la calle. Ni siquiera pude decirle adiós, pensó Derek con amargura.

Se paró junto a la cama de su abuelo y, cuidadosamente, le tomó la mano. La sintió muy frágil. Lágrimas tibias y saladas corrieron por las mejillas de Derek. Sorpresivamente, el abuelo le apretó la mano y Derek quedó boquiabierto. En ese momento se dio cuenta que el Espíritu Santo le había dado una última oportunidad de conectarse con su abuelo, y sabía que ese adiós no sería para

siempre. vería a su abuelo en la resurrección. —Te amo, abuelo —susurró. Y gracias, Señor, oró. Siempre estaré esperando tu segunda venida.

Muchas ciudades requieren policías o guardias de transita en los cruces cercanos a las escuelas, parques y otras áreas donde haya menores o ancianos. Si un guardia de tránsito custodia una calle que estás tratando de cruzar, ¡asegúrate de seguir sus instrucciones!

Tomado de: Matinal para Adolescentes 2016
Compilado por Penny Estes Wheeler


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