Respete cada uno los derechos y las cosas privadas del otro
"El amor es tolerante. El amor no tiene celos... no es grosero, no es egoísta. No se regocija en la injusticia. Está lleno de bondad" (1 Corintios 13:4, Traducción de Weymouth). "Amaos los unos a los otros, en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros" (Romanos 12:10).
Respuesta: Cada cónyuge tiene el derecho concedido por Dios a tener algunas cosas privadas de las cuales no necesita dar explicación. No se entrometan en la cartera de su consorte, en la correspondencia privada ni en otras cosas personales, a menos que él o ella se lo permita. El derecho a la privacidad y al silencio cuando alguien está preocupado debe ser respetado. Su cónyuge tiene aun el derecho a equivocarse ocasionalmente y tiene el derecho de tener un día libre de vez en cuando. Los cónyuges no se poseen el uno al otro, de manera que no se deben exigir por la fuerza cambios en la personalidad. Sólo Dios puede hacer esos cambios y cada uno de nosotros es personalmente responsable ante él en este asunto (Romanos 14:12). La perfecta confianza mutua es absolutamente esencial para la felicidad. Pase menos tiempo investigando cosas acerca de su consorte y más tiempo tratando de agradarle. Esto produce milagros.
Practiquen la limpieza, sean modestos, y cumplidores
"Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia" (1 Timoteo 2:9). "Con voluntad trabaja con sus manos [la mujer]. Se levanta aun de noche y da comida a su familia. Considera los caminos de su casa, y no come el pan de balde" (Proverbios 31:13-27). "Sed limpios” (Isaías 52:11, Versión Moderna). "Hágase todo decentemente y con orden" (1 Corintios 14:40). "Si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo" (1 Timoteo 5:8). "No os hagáis perezosos" (Hebreos 6:12).
Respuesta: La haraganería, el desorden, la falta de limpieza y el descuido son armas que el diablo usa para destruir el respeto y afecto mutuos y así arruinar su matrimonio. La ropa modesta y limpia y un cuerpo bien aseado son esenciales tanto para el esposo como para la esposa. Las comidas deben ser sanas, bien presentadas y servidas a tiempo. La casa debe estar limpia y ordenada, porque esto trae paz, tranquilidad y satisfacción a todos. Un esposo que no trabaja, que es descuidado y que no provee para las necesidades de su casa es una maldición para su familia y un insulto para Dios. El descuido en estos aspectos aparentemente pequeños destruye muchos hogares.
Resuelvan hablarse bondadosamente
"La blanda respuesta quita la ira" (Proverbios 15:1). "Goza de la vida con la mujer que amas" (Eclesiastés 9:9). "Cuando ya fui hombre dejé lo que era de niño" (1 Corintios 13:11).
Respuesta: Esfuércense por hablar en forma suave y bondadosa. Cuando se es atacado, el silencio es a menudo el mejor método para calmar la ira. Las decisiones que se hacen cuando se está enojado, cansado o desanimado, no son las mejores, de manera que es mejor relajarse y esperar que pase la tormenta antes de hablar. Y cuando se comunique con su cónyuge de nuevo, que sea suavemente y con amor. Las palabras ásperas y airadas destruyen el deseo de agradar.
Sean sensatos en los asuntos financieros
"El amor no es posesivo. El amor tiene buenas maneras y no persigue ventajas egoístas" (1 Corintios 13:4 edición inglesa de Phillips).
"Dios ama al dador alegre" (2 Corintios 9:7).
Respuesta: Todas las posesiones e ingresos en el matrimonio deben ser "nuestros" y no "tuyos" y "míos". Parte de las entradas pertenecen a la esposa para comprar los comestibles y la ropa, y para hacer frente a las necesidades del hogar. Esa suma debe dársele sin discutir. Esposo y esposa deben tener sumas iguales (siempre que sea posible) para gastar a gusto sin dar cuenta de ello. Un esposo mezquino hace a su esposa infeliz, acusándola muy a menudo de que es gastadora y derrochadora. Mostrar confianza en la capacidad administrativa del cónyuge, hace que éste o ésta sea mejor administrador.
No hay comentarios:
Publicar un comentario