Disfruten su relación, valoren cada momento, sea bueno o no tan bueno; disfruten los triunfos y fortalézcanse en las dificultades. Sean pacientes el uno con el otro mientras Dios les permite experimentar esos momentos que los irán moldeando día a día conforme a la imagen de su Hijo Jesucristo; ésa es la idea del matrimonio, que crezcan juntos, que maduren juntos, que cada día mueran a ustedes mismos y se parezcan más a Él. “Las esposas deben sujetarse a sus esposos, así como lo hacen con Cristo. Los esposos deben amar a sus esposas, así como Cristo amó a la iglesia y dio su vida por ella”. Efesios 5:22,25 (Traducción en Lenguaje Actual).
Cuando tengan alguna diferencia no se maltraten y no se hieran con palabras ofensivas; si afloran los sentimientos de ira o enojo, cálmense, quédense callados y tómense un momento a solas hasta que se sientan tranquilos para que después puedan dialogar como dos personas maduras. “Dejen de estar tristes y enojados. No griten ni insulten a los demás. Dejen de hacer el mal. Por el contrario, sean buenos y compasivos los unos con los otros, y perdónense, así como Dios los perdonó a ustedes por medio de Cristo”. Efesios 4:31-32 (TLA).
Nunca se acuesten enojados, nunca salgan de sus casas enojados, no permitan que el sol se ponga sobre su enojo. Dejen siempre el orgullo a un lado y dense el uno al otro sin medida. “Si se enojan, no permitan que eso los haga pecar. El enojo no debe durarles todo el día”. Efesios 4:26 (TLA).
Nunca hablen mal el uno del otro, no se deshonren ni se ridiculicen; sean fieles a su amor, no permitan que nadie se meta en su relación. A cualquier hombre o mujer que vean asechando su matrimonio, ciérrenle las puertas y jamás le den entrada a su hogar. Recuerden siempre que sus cuerpos y sus corazones ya tienen dueño. “En todo caso, el esposo debe amar a su esposa, como si se tratara de sí mismo, y la esposa debe respetar a su esposo”. Efesios 5:33 (TLA).
Cuando tengan que tomar una decisión por insignificante que sea, pónganse de acuerdo; sino lo están, entreguen el asunto a Dios para que los guíe, pero nunca ejerzan las decisiones de manera individual, recuerden que dejaron de ser dos y ahora son uno solo para siempre. Cuenten siempre el uno con el otro para todo. “Si dos personas andan juntas, es porque están de acuerdo”. Amós 3:3 (TLA).
Traten en lo posible de arreglar sus diferencias entre ustedes dos con la ayuda de Dios; no involucren a nadie más en sus asuntos y menos a sus padres, asegúrense de no cargarlos con situaciones que ustedes tranquilamente pueden solucionar. “Por eso Dios dijo: El hombre tiene que dejar a su padre y a su madre, para casarse y vivir con su esposa. Los dos vivirán como si fueran una sola persona. De esta manera, los que se casan ya no viven como dos personas separadas, sino como si fueran una sola. Por tanto, si Dios ha unido a un hombre y a una mujer, nadie debe separarlos”. Mateo 19:5-6 (TLA).
Si necesitan consejo primeramente busquen a Dios, en segundo lugar, entre ustedes mismos y en tercer lugar si realmente es necesario, una persona que ustedes sepan que tiene temor de Dios y que los aconsejará de la mejor manera, buscando siempre obedecer la voluntad del Señor y el bien para los dos. Jamás busquen aliados, busquen siempre hacer lo correcto delante de Dios. “El Señor dijo: Yo te voy a instruir; te voy a enseñar cómo debes portarte. Voy a darte buenos consejos y a cuidar siempre de ti”. Salmo 32:8 (TLA).
Mientras tengan claro que Dios y el amor que los une, es más grande que los momentos de dicha y los momentos de adversidad, no habrá nada ni nadie que los pueda separar.
Entreguen cada día en las manos de Dios, déjense guiar por Él; y no olviden agradecerle por todo lo que día a día les da por su bendita gracia y misericordia en Cristo Jesús.
Marisela Ocampo
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