¿Es Pedro la Roca?




“La roca era Cristo” 
1 Corintios 10:4

El 18 de julio de 1870, el Concilio Vaticano I emitió la siguiente declaración: “Por lo tanto, si alguien dijere que el bienaventurado Apóstol Pedro no fue constituido por Cristo el Señor como príncipe de todos los apóstoles y cabeza visible de toda la Iglesia militante […]: sea anatema”.

Esta declaración se fundamenta en una interpretación errada de Mateo 16:18. Tras la confesión de Pedro en Cesárea de Filipos, Jesús le dijo: “Tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia” (Mateo 16:19, RV95). Según algunos creyentes, esto significa que Pedro es el fundamento de la Iglesia y, por lo tanto, el apóstol de mayor autoridad, puesto que recibió “las llaves del reino” a fin de atar y desatar tanto en la tierra como en el cielo.

Es innegable el papel protagónico de Pedro en el Nuevo Testamento. Su nombre aparece 152 veces, solo lo supera el de Jesús. En todas las listas de los apóstoles, su nombre es el primero. Ganó miles de almas, realizó grandes milagros: sanó cojos y paralíticos, resucitó muertos.

La Biblia también destaca el lado humano de Pedro. Confiaba mucho en sí mismo, negó al Señor, era muy agresivo. Pablo lo reprendió por ser un simulador e hipócrita. Sus defectos constituyen un eco de su nombre, cuyo significado es “piedra pequeña”. Cristo no fundaría su iglesia sobre una piedra pequeña, sino sobre la “Roca”.

En el Nuevo Testamento la metáfora de la roca/piedra se aplica a Cristo en muchas ocasiones. El mismo Pedro nos dice que Cristo es la “piedra viva”, la “principal” (1 Pedro 2:4; Hechos 4:11). Moisés llamó a Dios “la Roca, cuya obra es perfecta” (Deuteronomio 32:4, RV95), y Pablo dice que esa “roca era Cristo” (1 Corintios 10:4)- Por lo tanto, “nadie puede poner otro fundamento […] el cual es Jesucristo” (1 Corintios 3:11, RV95). Aunque la iglesia se apoya en las enseñanzas de los apóstoles, la “piedra principal” es el Señor (Efesios 2:20, 21), no Pedro.

Tú, Pedro y yo tan solo somos “piedrecitas” cuyo valor depende de estar adheridos a la Roca que es Jesús. No es nada conveniente que edifiquemos nuestra vida sobre un ser humano. Lo mejor es colocar a Jesús como nuestro sólido fundamento.

Por: J. Vladimir Polanco


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