“La humildad y la reverencia al Señor traen como premio riquezas, honores y vida”
Proverbios 22:4
El rey Jorge III del Reino Unido, archienemigo de la Revolución estadounidense de finales del siglo XVIII, refiriéndose a George Washington, declaró: “Ese señor se convertirá en el hombre más grande del mundo”.
¿Qué lo indujo a hacer tal declaración? Washington era su rival, le había quitado al rey su hegemonía sobre la América británica, había sido el líder de un grupo de hombres que se propuso independizarse del régimen británico. Sin embargo, a pesar de todo eso, el rey lo consideró “el hombre más grande del mundo”. ¿Por qué? Porque Washington logró ganar una de las batallas más difíciles para cualquier ser humano: la batalla contra el poder.
¿Cómo lo hizo? En 1783, cuando la guerra ya había concluido, un influyente grupo de militares, encabezados por Lewis Nicola, comenzó a propagar que era necesario quitarle los poderes al Congreso, establecer un nuevo sistema de gobierno para las Trece Colonias y nombrar a Washington como el rey Jorge de América. Nicola clamaba a voz en cuello que si esto no se llevaba a cabo, la América de la posguerra se convertiría en un completo desastre.
¿Washington rey? El hombre se lo merecía. Había dedicado su talento, sus recursos y su vida, a la libertad de sus conciudadanos del dominio inglés. Nadie se había sacrificado tanto como él en favor de la nación. Es más, sin él no se hubiera podido concretar la emancipación. Si la propuesta de Nicola era acogida, a partir de entonces lo llamarían: “Su Excelencia”, “Su Majestad”. Aquello era como un afinado canto de sirena a los oídos de cualquier mortal. Pero no lo fue para Washington. Cuando supo lo que se estaba tramando, se negó rotundamente a ser partícipe de ello. Consideró que su proclamación como rey acabaría siendo dañina para su país. Washington renunció a ascender al trono. Cuando Jorge III se enteró de su acto de abnegación, tuvo que reconocer la grandeza de ese valiente personaje.
¿Te atreverías a cambiar el poder por hacer lo correcto? Eso fue lo que hizo grande a Washington. Rechazó la realeza, pero se convirtió en el primer presidente de los Estados Unidos. En él se cumplió lo dicho por el Sabio: “Riquezas, honor y vida son el premio de la humildad” Proverbios 22:4
Por: J. Vladimir Polanco
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