Karen aculataba un secreto que ni siquiera sus propios amigos lo sospechaban. La familia de Karen era pobre, y la mayoría de sus ropas provenían de comercias de segunda mano. Ella no podía recordar la última vez que había tenido algo nuevo. Su madre tenía dos trabajos para llegar a fin de mes, y no había posibilidad de darse algo de lujo.
Cada año, después de las vacaciones de navidad, los compañeros de clase de Karen se divertían mucho hablando sobre los regalos que habían recibido. Ella siempre encontraba la forma de evitar el tema, y algunas veces incluso inventó algo:
-¡Oh, recibí una blusa tan hermosa! _ Respondió una vez- Pero es demasiado esplendida para traerla a la escuela.
Se sintió tan avergonzada cuando lo dijo, tan insignificante.
¿Has tenido alguna vez una experiencia como la de Karen ¿O tal vez sepas de alguien que la haya tenido?
En el mundo actual, algunas personas ponen en gran énfasis en qué nos vestimos, como lucimos y qué cosas tenemos; y por ahí tus compañeros te “dejan afuera” porque no tienes los últimos y mejores aparatos electrónicos. Pero, por difícil que esto sea, recuerda que hay alguien a quien no le importan las cosas que posees. ¡Jesús mismo no tenía ni una casa en donde vivir! Vagó por las calles de Judea y de Galilea como un hombre sin hogar, y vivió de la ayuda de los otros. Sin embrago a ÉL no le importaba porque sabía que en el cielo, los bienes materiales no importaban.
Aunque sea difícil convencerte a ti mismo de que la ropa nueva y las cosas en general no importan, recuerda que Jesús es lo más importante.
¿Y AHORA?
Muchas de las personas más felices, no tienen Mucho dinero, ni cosas de lujo. ¿Cómo podemos aprender a ser felices con aquello que tenemos?
SPLASH
Diversos estudios económicos han demostrado que Los grupos de jóvenes de entre diez y catorce años de edad, son el grupo etario al que los anunciantes prestan mayor interés, porque los preadolescentes tienen un alto grado de influencia en las tendencias de compra.
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