Lucas 6:36
Si estás pensando preparar una lista de las personas más influyentes del mundo, creo que Jeff Bezos no puede faltar. ¿Sabes quién es? Es el fundador y director ejecutivo de Amazon, una de las empresas más exitosas del planeta. Son muchas las cosas que han contribuido al éxito profesional de Jeff. Una de ellas es que desde niño fue un voraz lector de libros. Pero otro de los factores determinantes de su exitosa carrera lo aprendió de su abuelo.
Cuenta Jeff que, un día, mientras viajaba con sus abuelos, como la travesía era muy larga se dedicó todo el camino a leer los letreros, a calcular los kilómetros que daba cada galón de combustible, y la cantidad de dinero que habían gastado en comida. En fin, a mantener la mente ocupada en algo. Hasta que vio una valla publicitaria con un mensaje que le impactó mucho: “Cada fumada te quita dos minutos de vida”. De inmediato, comenzó a calcular: “Dos minutos por cada fumada, veinte fumadas por cigarrillo, veinte cigarrillos por caja, una caja al día durante treinta años”. Entonces, soñando con recibir un buen elogio por su audaz inteligencia, Jeff se colocó entre los asientos delanteros, tocó el hombro de la abuela y le dijo: “Has perdido dieciséis años de tu vida por estar fumando”.
Para sorpresa de Jeff, la abuela comenzó a llorar desconsoladamente. El abuelo se detuvo, le pidió que bajara del auto y comenzaron a caminar a paso tranquilo por la carretera. Cuando llevaban un minuto caminando, el veterano hombre le dijo: “Jeff, algún día aprenderás que es mucho más difícil ser compasivo que inteligente”.
Reflexionando sobre aquella ocasión, Bezos escribió: “Con estas palabras y la dulzura con que me las dijo, mi abuelo me dio una lección fundamental para mi vida. […] De aquello que realmente uno puede enorgullecerse es de la compasión con la que elige aplicar su inteligencia” (Mario Thomas, Las palabras precisas en el momento oportuno, p. 21).
Haz de la compasión tu compañera y, como a Bezos, te irá bien. Sigamos el consejo de Pablo: “Revístanse de sentimientos de compasión, bondad, humildad, mansedumbre y paciencia” (Colosenses 3:12) y tengamos en cuenta las palabras de Beethoven: “No conozco ningún otro signo de superioridad que la bondad”.
Por: J. Vladimir Polanco
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