La fe es creer que Cristo es lo que dijo ser y que hará lo que ha prometido; y luego esperar que se cumplirá. Charles Spurgeon
“Yo soy la puerta por donde pasan las ovejas” (Juan 10:7)
“Yo SOY LA PUERTA por donde pasan las ovejas” (Juan 10:7), te dice Jesús, quien sabe que tu vida es una búsqueda continua, y que ante ti se abren infinidad de puertas. “¿Cuál cruzaréT’ es la pregunta que Cristo te ayuda a responder.
Este mundo de relativismo y tolerancia te dice que toda religión es buena si no daña a nadie y te da paz. Pero la declaración de Jesús hace un planteamiento diferente: “Solo hay una puerta, que soy yo”, y “todos los que vinieron antes de mí, fueron unos ladrones y unos bandidos” (Juan 10:8). Una sola puerta conduce al Padre, y esa puerta es Jesús, quien te está llamando sea cual sea tu edad, raza o nacionalidad… Jesús está siempre abierto para ti. ¿Cruzarás por él cada día? Al hacerlo, estarás colocándote en el verdadero redil, y dando un paso de fe hacia una vida con sentido.
“Yo soy el buen pastor” (Juan 10:11), te dice Jesús, aunque sabe que no te gusta ser una oveja.
Las ovejas son seres indefensos, sin iniciativa, que nunca protestan, y a ti seguramente te gusta defenderte, ser creativa, vivir por tu cuenta, hacerte valer… Lo digo porque eso es lo que me gusta a mí, es decir, a mi “yo”.
La metáfora que utiliza Jesús nos ayuda a comprender el amor del Padre. “El que trabaja solamente por la paga, cuando ve venir al lobo deja las ovejas y huye, porque no es el pastor y porque las ovejas no son suyas” (Juan 10:12), pero Dios, que lo ha invertido todo en ti, que quiere salvarte, no se ha ido a ninguna parte. Tomó la cruz en tu lugar, demostrándote que el buen pastor “da su vida por las ovejas” (Juan 10:11). ¡Nada puede amedrentarlo! Jesús te invita a una relación de fe con él, para que aprendas a reconocer su voz y comprendas que la autosuficiencia no conduce a ninguna parte.
Cuando “Yo soy” se cruza en tu camino, lo que tú eres cambia para siempre. Pasas de la incertidumbre de tener ante ti un montón de puertas abiertas que no sabes adonde conducen a la certeza de vivir con un propósito definido y una meta elevada. Pasas de no querer ser comparada con una oveja indefensa al deseo de ser considerada parte del rebaño de Dios.
Por: Mónica Díaz
Por: Mónica Díaz
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