«Yo soy» cambia lo que yo soy Tercera parte





«YO SOY la resurrección y la vida» (Juan 11: 25), te dice Jesús, quien sabe que la muerte es la realidad más inevitable y abrumadora que te aguarda. Tus días en esta tierra están contados, aunque te parezca impensable durante la juventud o en los años de plenitud que tal vez aún disfrutas. Pero ten ánimo, porque ahí no se acaba todo. Jesús disipa toda incertidumbre respecto a la muerte cuando afirma: «El que cree en mí, aunque muera, vivirá» (Juan 11: 25). ¡Qué maravillosa esperanza!

La muerte no es el capítulo final, así como no fue el acto final de la vida de Jesús. Cuando afrontas la enfermedad y la muerte con una fe inquebrantable en la resurrección estás dando un poderoso testimonio a un mundo desesperanzado. Gracias al «Yo soy», tu perspectiva de la muerte cambia tu perspectiva de la vida.

«Yo soy el camino, la verdad y la vida» (Juan 14: 6). ¡Jesús no se andaba con rodeos! Todas sus declaraciones se resumen en esta: «Yo soy el único camino, la única verdad, la única fuente de verdadera vida». Jesús te plantea una relación de exclusividad, porque solamente a través de él se puede llegar al Padre.

Cuando «Yo soy» se cruza en tu camino, lo que tú eres cambia para siempre. Pasas de tener miedo a la muerte a vivir sin miedo en la vida y con esperanza en un futuro eterno más allá de este mundo. Cuando «Yo soy» se cruza en tu camino comienzas una relación exclusiva con Dios que dará plenitud a tu Vida.

Son firmes los pilares en los que se asienta la fe cristiana. Esos pilares son en realidad uno solo: Cristo. Cristo es el pan de vida que sacia tu hambre espiritual; la luz del mundo que pone fin a tu confusión y a las tinieblas que te rodean; la puerta que te conduce a una vida plena; el buen pastor que te guía a pastos verdes y aguas frescas; la resurrección que te promete vida más allá de la muerte; el camino recto; la verdad que disipa todo engaño y la vida eterna.

El gran «Yo soy» quiere vivir en ti, para que tu «yo soy» sea completamente transformado y te parezcas cada vez más a él. Simplemente haz silencio, quédate quieta, escucha y comienza tu día de hoy.

Por: Mónica Díaz

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