Cuando llegan las dificultades con los hijos, es importante la comunicación con amor para mejorar la situación...




  • Esto es lo que Dios te quiere recordar 
    cuando la vida se pone difícil 

    Todos hemos pasado por buenas y malas rachas: la muerte de un ser querido o una penosa enfermedad de alguien a quien amamos, desempleo, soledad, o incluso un pariente descarriado. Estas pruebas nos arrancan de la cotidianeidad y nos cimbran por dentro de una manera tal, que volvemos a plantearnos el sentido de nuestra vida y de nuestras relaciones. 

    Lamentablemente, en muchos casos pareciera que nuestra relación con Dios está condicionada a las pruebas de la vida porque por lo general cuando nos va bien, en el mejor de los casos agradecemos un poco, pero después de la fiesta se nos olvida. Si tú has sentido en carne viva el dolor de una experiencia difícil, estoy segura que Dios ha captado tu atención y, seguramente, has iniciado el diálogo con un sentido, preguntando: ¿Por qué? ¿Por qué a mí? 

    ¿Es un castigo lo malo que nos sucede? 

    Me cuesta mucho curar a mi hijo cuando se lastima. Es imposible lavarle la herida, pues lo que él quiere es solamente que deje de doler para seguir jugando. Sin embargo, como madre suya, es mi deber tomarlo en mis brazos y curarlo con detalle, para evitar una infección o algún otro daño. 

    Me gusta pensar en Dios como Padre. Me lo imagino grandioso, benigno y paternal. Lo percibo mirándome a través del sol cuando me iluminan y calientan sus rayos. Y este Dios poderoso no creo que se toque el corazón para tomarme a mí y a ti entre Sus manos y curar nuestras heridas. No se trata de ser masoquista, es cierto que duele y a menudo hasta le reclamamos Su firmeza al tallar las heridas que, seguramente, nos hemos provocado al tomar caminos equivocados. Pero debemos creer en Él, y confiar. Debemos dejarnos "curar 


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