Parece mentira, pero es verdad: entre los hombres sigue prevaleciendo la idea de que, como padres, con dar el apellido basta. Afortunadamente, esta creencia comienza a estar en desuso, aunque a paso lento, tal como ocurre con todos los procesos evolutivos.
Mientras tanto, se sigue hablando de las mujeres como responsables de la educación de los hijos, siendo que ellos, al igual que nosotras, son tinta indeleble cuando se trata de la influencia que dejan. Es cierto que sobre las madres recae gran parte de la responsabilidad, pero hay que subrayar que "gran parte" no es toda la responsabilidad.
Un padre ausente, negligente o abusivo tira por tierra todos los esfuerzos del resto de la familia por proveer de armonía, estabilidad y afecto a los hijos. Pese a su importancia, nadie educa a su hijo varón para que sea un buen padre. Si acaso se lanza un escueto, "Cuando tengas hijos entenderás", que llegado el momento hace evidente que no entendemos nada.
La paternidad no es un objeto que se acomode en una caja, ni un discurso que se lee o se pronuncie ante un auditorio. Es más una experiencia que se vive. Aun así, existen estilos de ser padre, y casi todos marcarán para mal la personalidad de los pequeños. Pensando en que te reconozcas .
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