Tiemblo de frío y tú me haces entrar en calor cuando me miras. Eres como un abrigo para mi piel, porque no necesito ni regalos materiales ni nada así, simplemente necesito de tu voz, de tus historias, de tus consejos, de tus palabras, de tu cuerpo… de tus besos.
Esa humedad que llena mi boca cuando rozas mis labios, esa forma tan apasionada de acariciarme, de tocarme la cabeza, bajar por la oreja, tocarme el mentón y rozarme con la nariz. De tan sólo escribir estas lindas palabras ya se me pone la piel de gallina, porque así lo siento, porque así lo es.
No quiero enrollarme demasiado, pero quería que supieses lo importante que eres para mí y lo vital que son en mi vida cada uno de tus besos. Siempre veo por ahí que el amor no necesita de palabras, pero porque es verdad. No quiero ni que me preguntes por un beso, sólo bésame, no pidas permiso y alerta a mi corazón de que me amas tanto como yo te quiero a ti.
Nunca cuestionaré la forma en la que me tratas porque sé que sale de tu corazón. Sé que podemos tener días mejores que otros, momentos tristes, momentos de discusión y momentos tan tensos que parece que la cuerda de nuestra relación se va a partir en mil pedazos, como mi corazón. Pero todo lo curamos con un beso, con un abrazo, con una caricia. Te quiero mucho y por eso sólo bésame, que para hablar ya tendremos otro día.
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